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Dokdo, la primera víctima de la usurpación japonesa en la península coreana

10. “Aemakaeeo Manggukmin (No hay mayor tragedia que la de un pueblo arruinado)”, Sinhan Minbo (21 de septiembre de 1910)

  • 신한민보

PeriódicoShinhan Minbo

“Aemakaeeo Manggukmin (There Is No One Sadder than a Ruined People),” Sinhan Minbo (September 21, 1910)

[Traducción]

Editorial
“Aemakaeeo Manggukmin” (No hay mayor tragedia que la de un pueblo arruinado)
No hay mayor tragedia que la de un pueblo arruinado.
El 29 de agosto de 4243 (año 1910) es el día en el que nuestra madre patria exhaló su último aliento en este mundo. Ahora somos un pueblo apátrida, sin historia ni libertad ni soberanía. ¿Qué gran pecado habremos cometido en nuestras vidas anteriores para haber quedado denigrados a perder nuestra patria? Habiendo sabido de antemano que esto pasaría ¿por qué el cielo nos habrá dado vida y por qué nuestros padres nos habrán engendrado? Cuando vamos al sur, los sureños nos señalan con el dedo diciendo que somos gente sin hogar y cuando vamos al norte, los norteños hacen lo mismo. En estas circunstancias, ¿a dónde se supone que debemos ir para evitar esta humillación? Aunque las espadas amenacen nuestro cuello y las armas apunten a nuestro pecho, vamos a luchar por nuestra libertad contra ese abominable ladrón que es Japón. Si no retornamos a nuestra patria no podremos ver a nuestros padres ni hermanos, pero si regresamos, no podremos tolerar las depravaciones que cometen nuestros enemigos. ¡Aún muertos, no podremos ser enterrados ni encontrar el descanso eterno! Aunque las espadas amenacen nuestro cuello y las armas apunten a nuestro pecho, vamos a luchar contra ese enemigo mortal que es Japón. En esta coyuntura en la que nuestro venerado Emperador ha pasado a ser un súbdito del Emperador japonés y este último se ha convertido en nuestro padrastro, ¿cómo pretender que rindamos vasallaje haciendo cuatro reverencias profundas en dirección al norte, si ni siquiera nos conformaríamos con aniquilar al cabecilla de nuestro enemigo?
Aunque las espadas amenacen nuestro cuello y las armas apunten a nuestro pecho, vamos a luchar contra estos invasores provenientes de Samdo*. Hasta las hormigas tienen sus hormigueros e incluso las golondrinas sus nidos propios, entonces, ¿cómo se explica el que no haya un solo lugar en este vasto mundo en el que nosotros –que consideramos a las personas como lo más valioso que existe– podamos anidar?
Aunque las espadas amenacen nuestro cuello y las armas apunten a nuestro pecho, lucharemos contra los usurpadores que robaron nuestro territorio. La humillación y la desgracia ya son demasiado grandes cuando cientos o miles de personas son esclavizadas por solo una o dos, o acaso por dos o tres, entonces pensad en cuánto mayor será ahora que todo nuestro pueblo ha sido sometido a la esclavitud por el enemigo, cuyo número se extiende a cuarenta o cincuenta millones, y como tal, debemos servirles como si fueran nuestros amos pese a su despreciable y ruin condición. Por consiguiente, aunque las espadas amenacen nuestro cuello y las armas apunten a nuestro pecho, vamos a luchar contra los infames que nos han despojado de nuestros derechos.
¡Oh, Taegeukgi, nuestra bandera nacional! ¿A dónde te has ido, abandonándonos? ¡Oh, cuarto año de Yunghui** (1910)! ¿A dónde te has marchado, dejándonos en el desamparo? ¡Oh, bellos ríos y montañas de nuestra tierra! ¿Cuándo podremos volver a veros? Por más que las espadas amenacen nuestro cuello y las armas apunten a nuestro pecho, vamos a luchar contra el enemigo para restaurar nuestra madre patria.
No estamos hechos de madera o piedra para haber perdido todos los sentidos y aceptar deshonrosamente vivir bajo estas circunstancias. Hay ocasiones en las que debemos ser pacientes y proteger nuestras vidas, pero esta no forma parte de ellas. Si estamos dispuestos a luchar juntos arriesgando nuestras vidas y actuando colectivamente sea como fuere, incluso los espíritus en Lushunkou y Tsushima nos ayudarán. Aun si fallamos y morimos, al menos habremos reducido el número de esclavos para los japoneses. ¡Compatriotas, compatriotas, unamos nuestras fuerzas!

* Samdo, literalmente ‘Tres islas’, hace referencia a Tsushima, la isla Iki y Matsuura, pero también se refiere al archipiélago japonés.

** Yunghui fue el nombre del período comprendido entre 1907 a 1910, durante el reinado del emperador Sunjong, último monarca del Imperio de Corea.

[Texto original]

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